En un país donde el 18% de los hogares urbanos consume leche subsidiada por el gobierno, el caso mexicano de Liconsa echa por tierra la idea de que el Estado es menos eficiente que la iniciativa privada para producir y distribuir bienes básicos. De acuerdo con un documento de trabajo del Federal Reserve Bank of Chicago, se demostró que en mercados dominados por oligopolios, la intervención directa del Estado puede ser más efectiva que otros tipos de subsidios para proteger el bolsillo de los más pobres.
La investigación titulada Should the Government Sell You Goods? Evidence from the Milk Market in Mexico1 realizada por los economistas Diego Jiménez Hernández y Enrique Seira, analiza el impacto de la empresa paraestatal mexicana de industrialización y distribución de leche, Liconsa, cuyos productos cuestan un tercio de su equivalente comercial, en un mercado donde tres empresas controlan el 78% de las ventas de leche fresca (Lala2, Alpura3 y Sello Rojo4).

Los hallazgos, basados en datos de consumo de leche (privada y de gobierno) en zonas metropolitanas entre 2010 y 2014, desmontan el mito neoliberal del que el mercado se regula por si mismo, pues este supuesto, explican los investigadores, no toma en cuenta el poder de mercado, esto es la capacidad de una empresa o grupo de empresas para influir en los precios de los productos o servicios, e incluso para limitar la oferta de los mismos, esto es la casi inexistencia de mercados perfectamente competitivos.
En un escenario como este el resultado del estudio es contundente: la presencia de un competidor público no solo amplía el acceso a un producto esencial, sino que frena los precios del sector privado.
La mano visible del Estado a Economía de la Leche
La teoría económica hegemónica sugiere que subsidiar el consumo mediante transferencias directas es más eficiente que producir bienes. En otras palabras, si el gobierno quiere dar un subsidio de cinco pesos al mercado de la leche, la teoría económica imperante dice que es mejor (en términos de utilidad) darle un vale o el dinero en efectivo a la gente y esta decida a que marca subsidiar. Con lo cual, se especula que se incentiva la competencia y se fomenta la industria privada.
Pero en México, como en muchos otros países, sobre todo del sur global, la matemática cambia, si es que en algún lugar del mundo funciona como indican los teóricos. Según el estudio, cada tienda Liconsa abierta entre 2013 y 2014 —como parte de la Cruzada Nacional Contra el Hambre— incrementó la cantidad de leche consumida en los hogares, aumentó la competencia en el mercado, y disminuyó en 2.4% el precio por litro en el sector privado.

Es un efecto dominó: la llegada de Liconsa obliga a las empresas a bajar precios para no perder clientes, incluso entre quienes nunca compran la leche estatal, así aunque Liconsa solo cubre el 5.6% del mercado nacional, actúa como un freno oligopólico: su mera existencia limita la capacidad de la industria para subir tarifas.
¿Subsidiar a los ricos o a los pobres?
Una de las preguntas obligadas del estudio de Diego Jiménez-Hernández y Enrique Seira, es ¿qué pasaría si el gobierno eliminara Liconsa y repartiera ese dinero en efectivo? Usando un modelo de oferta y demanda, el equipo proyectó escenarios alternativos. Los resultados son reveladores:
Sin Liconsa, «los precios de la leche en el sector privado aumentarían un 3%, la proporción de hogares que consumen leche disminuiría en un 3 puntos porcentuales y el excedente del consumidor se reduciría un 2%».
El efectivo parece atractivo en teoría, pero en mercados concentrados, termina enganchando a los pobres en una trampa: se les da dinero, pero los precios suben, con lo cual el Estado termina subsidiando a los empresarios y fomentando la acumulación del capital en unas cuantas manos. Programas como Liconsa, en cambio, combaten la inflación desde la raíz y reducen la desigualdad.
El programa, que a la fecha del estudio, subsidiaba entre 40% y 50% del costo de producción, no es perfecto: cuesta a los contribuyentes millones de pesos anuales y compra el producto principalmente en el extranjero. Pero el estudio calcula que, por cada peso invertido, los consumidores obtienen $1.20 pesos en beneficios, gracias a la presión competitiva que ejerce sobre el sector privado.

- En 1944 se creó en México el Programa de Abasto Social de Leche al inaugurar la primera lechería de la empresa pública Nacional Distribuidora y Reguladora, S.A. de C.V. (Nadyrsa)
- En 1950, la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana, S.A. (CEIMSA) asumió las funciones de elaboración, distribución y venta de leche importada reconstituida.
- Para 1961, se constituyó la Compañía Rehidratadora de Leche CEIMSA, S.A., que en 1963 cambió su denominación a Compañía Rehidratadora de Leche Conasupo, S.A.
- En 1972, esta empresa se transformó en Leche Industrializada Conasupo, S.A. de C.V. (LICONSA)
Foto: Archivo Casasola, INAH.
Además de acuerdo a reportes del Instituto Nacional de Salud pública «el consumo de la leche fortificada Liconsa por uno o dos años, ha permitido que en más de un millón y medio de niños de entre uno y cuatro años, la tasa de anemia baje hasta en tres veces más que en los que nunca la tomaron».
Lecciones en un mundo de monopolios
El caso de Liconsa ofrece una lección global: en países donde unos pocos controlan mercados esenciales —desde medicinas hasta energía—, la intervención estatal resulta necesaria. No se trata de estatizar, sino de corregir fallas de mercado.
Mientras América Latina debate cómo garantizar alimentos en un clima de inflación y crisis climática, programas como este revelan que, a veces, la solución no está en el manual o que el manual no funciona. Cuando el mercado falla, el Estado no puede limitarse a repartir dinero, tiene que ser estratégico, pues hasta una taza de leche barata puede ser un acto de justicia económica.

En un mundo idealizado donde el acaparamiento no existiera, los subsidios en efectivo funcionarían e incluso no serían necesarios. En uno real, con oligopolios y desigualdad, se necesita un gobierno que cumpla su función de mediador y eso en ocasiones implica convertirse en empresario, para que los más pobres no terminen pagando la cuenta.
- Jiménez Hernández, Diego and Seira, Enrique, Should the Government Sell You Goods? Evidence from the Milk Market in Mexico (April 19, 2022). FRB of Chicago Working Paper No. 2023-19, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4445672 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4445672 ↩︎
- Propiedad de Eduardo Tricio Haro, quien desde hace 27 años dirige la empresa de la que su padre fuera cofundador y es accionista de empresas como Orbia, Aeroméxico y Banamex. ↩︎
- Un consorcio de 142 grandes productores ganaderos, quienes llevaron a México el proceso de ultrapausterización y cuyo rostro visible es el actual CEO Francois Bouyra. ↩︎
- Propiedad de Lechera Guadalajara de la de la familia González Uyeda. ↩︎
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